Comenzando por el exterior, la fachada se mimetiza al entorno, con materiales locales que brindan textura natural, y colores adecuados para mantener la imagen urbana general. En el interior, con el propósito de otorgar sensaciones de ánimo y júbilo a un espacio comúnmente monótono, se implementa una gama de tonalidades que generen un interés visual al igual que un ambiente anímicamente confortable.
Con el fin de atraer la atención del peatón, se toma como ventaja el uso de colores en el interior y se extiende visualmente a la fachada a través de un ventanal tipo aparador, colocado justo al borde de la acera, que permite al espectador y transeúnte vivir el espacio interno desde el exterior, captar la mayor entrada de luz natural posible durante el día y de noche fungir como un gran anuncio luminoso.